Se despertó y como todas las mañanas saco una mano debajo de las mantas y toco el mundo, lo noto frio y decidió seguir soñando un ratito más.
Cultivaba con esmero sus sueños antes de trasplantarlos a la realidad, es un proceso delicado en el que algunos sueños se mustian si la tierra que hemos elegido no es fértil. Hay que tratarlos con dulzura para que germinen, regarlos en luna llena y podarlos en luna nueva, hablarles de las bondades de su nueva tierra y así poco a poco van brotando, al principio tímidamente llenos de dudas, pero luego se abren camino con un entusiasmo que desborda.
No hay nada más grato que sentarse a la sombra de tus sueños, verlos madurar y agradecer su fruto. Pasear por tu jardín de sueños, con los ojos abiertos y los miedos dormidos, reconociéndolos, reconociéndote.
Hay sueños que crecen a ras del suelo y otros que trepan por las paredes, los hay de hoja caduca y de hoja perenne, algunos giran buscando el sol y otros prefieren una luna serena. Hay sueños que estallan en flores multicolores y otros con una floración tímida. Hay sueños de aromas dulces y aromas agrios, de aromas que embriagan y de aromas que invitan. Hay sueños que te cobijan y sueños que te exponen. Algunos son de interior y otros prefieren el cielo abierto, hay sueños que pueblan vastos espacios y otros que abarcan tan solo un puñado de tierra. Hay sueños que dan sombra y otros que dan luz. Los hay que son silvestres y otros que son elaborados meticulosamente. También hay sueños de raíces profundas y otros que apenas se posan sobre el suelo. Sueños que trae el viento y sueños que surgen del corazón de la tierra.
Igual que tu, yo también tengo mi jardín de sueños, quiero que vengas a pasear por él. Reconocerás sueños compartidos, podemos intercambiar semillas y cuidados, sentarnos juntos a verlos madurar. Porque mis sueños y los tuyos, desde que soñamos juntos, ya no son sólo mis sueños y los tuyos.
Verlos crecer es vernos crecer. Ese es el poder de los sueños; ir trasplantado a la realidad momentos de felicidad tantas veces imaginados, poblarla con nuestras ilusiones.
A cada ratito que compartimos ese mundo nuevo se va dibujando. Veo ese mundo en tus ojos cuando te miro. Mirarte es mirar mis sueños, abrazarte es abrazar mis sueños.
Autor: Antonio Martínez Cáceres.
Diseño: Cristina García Cintado.
Dedicado a: Agueda leal Quiñones.
La Luna en Marte 